Mi querido compañero Alex y yo nos dirigíamos a coger nuestras
maletas. Por lo que me había contado él era un principiante empresario y venía
por negocios por la empresa familiar, a si que no podría verlo de nuevo… o eso
pensaba yo.
- Bueno Sam, encantadísimo de conocerte, ésta es mi maleta- dijo
mientras cogía su maleta de la cinta giratoria- Podríamos tomarnos algo algún
día que no esté muy ocupado.
-Por supuesto. Cuando quieras.- ¿Habré parecido muy desesperada? No me
creo que este chico tan guapo e inteligente me diga esto… Será que esto de
viajar me sienta bien, porqué yo eso de ligar no tenía muy claro como era.
-Pues aquí tienes mi tarjeta, mándame un WhatsApp y ya te llamaré
cuando pueda.- y eso hice.
Cogió su maleta y se fue dejando su aroma tan agradable, aquel que
había olido durante todo el viaje.
Después de esperar a por mis dos maletas, sí lo se… ¿cuantas maletas
para una semana no? Yo pensé lo mismo cuando mi padre me dijo que llevará
muchas por si acaso.
Las cogí y salí por la puertita esa que se abre con sensor. Y antes de
pisar el otro lado de la puerta ya estaba escuchando un grito.
-SAAAAAAMAAAANTAAA!!!!!!!!- Y aquí os presento a mi tía Lorena. Es baja,
por eso siempre usa unos taconazos gigantes, tiene el pelo rizado y castaño,
ojos marrones y tiene un cuerpazo de alucine.
- Hola tía.- Nos fundimos en un abrazo y empezó a hablar como una
locomotora.
- Que grande, que guapa, que pivonazo, que ojazos, ¿Qué tal tu padre?
¿Y su novia? ¿Cómo está todo por allí?- hizo una pausa al ver que yo me estaba
agobiando de tantas preguntas – Bueno tenemos mucho tiempo para que me pongas
al día.
Nos dirigimos hacia su coche. No quieran saber cómo es su coche. ¿Se
acuerdan que les dije que estaba como una cabra? Pues simplemente todo lo de a
su alrededor se parece a ella.
Me subí en aquel coche con millones de titiritis colgando, y millones
de peluches y millones de colores… Sí, el coche no solo tenía un color si no
que tenía todos los colores que se podían tener, ¿como si un unicornio hubiera
vomitado encima del coche? Pues igual.
- Los chicos no han venido conmigo a buscarte, porqué Sergio está en
un partido de futbol y Carlos está estudiando para sacarse el teórico. ¿Te
acuerdas de ellos?
- Bueno… más o menos, tengo recuerdos borrosos.
- Pues ellos de ti se acuerdan mucho y tienen muchas ganas de verte.
- Ah,¿ si?, ¿cuantos años tienen ya cada uno?
- Pues el pequeño Carlos, tiene 18 recién cumplidos.
- Bueno, ya de pequeños no tiene mucho.
- Bueno tu edad tiene ¿no? Nacieron casi a la vez, unos meses después.
- Si yo cumplo los 18 en verano.
- Bueno, y el mayor tiene 20 años, pero no sé yo quien es el mayor en
la casa.
Llegamos a la casa y, ¡Era gigante! No me creo que vaya a quedarme una
semana en semejante casa, desde fuera lo que se podía ver era una piscina por
la parte de atrás, TRANSPARENTE, dios mío y… también… ¿eso son jacuzzis? Al
final del todo, no va a ir tan mal esto, poco a poco la cosa va mejorando.
- Tía Lore… antes de entrar quisiera saber que… ¡¿DESDE CUANDO ERES
RICA?!- Ella se rió y cogió una de mis maletas para ayudarme a entrar.
Al entrar, vi aquella inmensa mansión llena de color, luz y lujos. Una
chica bajita, morena y un poco feucha, de unos treinta y ocho años llegando a
los cuarenta me dijo:
- Bienvenida Srta. Samanta, soy Luisa, la que le servirá en todo el
tiempo que esté usted aquí instalada, espero que mis servicios estén a su disposición
en cualquier momento.- después de esto
se dirigió hacia Lorena- Buenos día Srta. Lorena, el cuarto de su sobrina ya está
preparado.- Y con una sonrisa inmensa termino su discurso.
-Puedes tutearme, que creo que todavía no soy tan vieja.- Me dirigí hacia
Luisa y ella se dispuso a darme la mano y yo se la quité dándole dos besos.
- Gracias Luisa, lleva a Sam a su cuarto y después llévame los informes
que te pedí a mi despacho.- Dijo mi tía Lore súper seria, no conocía esa faceta
de mi tía, la verdad. Se ve muy loca y muy divertida… pero cuando es algo de
negocios se pone muy seria.
La verdad, no estoy muy segura de donde estoy, yo soy una chica de
campo e humilde, nunca he tenido mucho dinero a mi alrededor, al contrario
siempre me ha faltado. Yo esto lo veo todo muy pijo, y yo no sé comportarme
como tal, así que veremos si encajo en esta casa.
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