martes, 31 de mayo de 2016

Capitulo 5

Me desperté en aquel cuento de princesas, ni me acordaba que me había quedado en Barcelona dormida. Ayer era muy tarde y yo estaba muy cansada, solo llegar a mi cuarto caí rendida en aquella cama tan lujosa, era redonda y lo más cómodo que probé en mi vida. Aquel cuarto era increíblemente alucinante, era súper espacioso tenía aquella cama, un armario, pero no un armario cualquiera si no que mi habitación de verdad, era lo mismo que el armario de esta habitación, creo que ya se pueden hacer una idea. Cuando girabas a la derecha había una puerta corredera muy moderna y esta daba a un baño. ¿Mi propio baño? Vale, decidido, no me voy de esta casa.
Mis pensamientos y alucines fueron interrumpidos por un ruido que venía del piso de abajo de la casa. Era una mezcla de orangután gritando y jarrones volando y estrellándose con el suelo. Me levante de la cama y me puse mis calcetines largos hasta la rodilla y me quede con mi moño mañanero y la camisa gigante de mi padre que me servía como vestido ya que me llegaba por los muslos.
Bajé las escaleras sin saber hacia donde me dirigía, supongo que hacia el ruido porque no tenía ni idea de donde se situaba cada sitio de la casa. Seguí un pasillo y gire a la derecha, y no van a creer lo que me encontré ahí.
- Buenos días primita.- Me grito un chico sin camisa, con la boca llena de cereales y un balón en la mano. Me sentí un poco observada por todos lados, habían 6 chicos que parecía que acababan de salir de una revista de modelos de bañadores, por qué ninguno tenía camisa, ya… no me pregunten por qué.
Yo me quede patidifusa, ya que no entendía nada. Y como una estúpida mirando aquella imagen. Se había quedado toda la casa en silencio.
- Perdóneme señorita, por tanto ruido ¿le han despertado?- Dijo Luisa, gracias a dios me hizo quitar aquella pesca que tenía en… todo, en conjunto.
- Ya te he dicho Luisa, que no me trates de usted, y… no ya me había despertado, ¿dónde está mi tía Lore?
- Ha salido a hacer unos recados y cosas de trabajo volverá a la hora de comer. Ahí tienes tu desayuno- le di las gracias, asentí con la cabeza y me gire hacia la manada de lobos.
- Tú, deberás de ser Sergio ¿no?- Le dije al que anteriormente me había enseñado su desayuno.
Éste se me quedo mirando y uno de sus amigos (supongo que era) le dio un golpe y reacciono diciendo:
- Sí, eh… ¿cuánto tiempo, no? Como has cambiado Samanta.
- Sam, llámame Sam.
- Perdón Sam.- Se quedó callado por unos segundos observándome y terminó diciendo- ¡Uy! Que maleducado soy, estos son mis amigos.
Todos se pusieron en fila delante de mi y se me fueron acercando diciendo sus nombres. Tenían gracia estos chicos.
- Darío, pero me llaman Dori.- Dijo el chico de los rizos.
-Hola, Dori.
- Alberto, pero me llaman Toro.- Dijo el chico de ojos azules.
- Hola, Toro… ¿Toro? ¿Enserio te llaman así?- Con todo esto me estaba riendo mucho, por todo por las presentaciones y los nombres.
Paso el siguiente.
-Álvaro, pero me llaman Varo. – Se ve que fue el chico que rompió el jarrón que oí antes en mi cuarto, simplemente porque lo tenía en la mano hecho añicos.
- Hola, Varo. – Le sonreí.
- José, pero me llaman Logan, dirás que eso no tiene nada que ver con mi nombre ¿verdad?, es por mi apellido.- A este se le veía el más hablador.
Me reí y le dije:
- Hola, Logan – Con una sonrisa inmensa.
Y había un chico apoyado en la pared, la verdad uno de los más guapos de todos, lo miré, y se levantó acercándose poco a poco a mi y simplemente dijo:
- Yo soy Ángel.- Me sonrió, Oh dios mío que sonrisa, y que dentadura tan perfecta.
- Te faltó el, y me llaman…- Me reí y se rieron todos conmigo como idiotas, menos él.
- No me hace  falta apodo, mi nombre es precioso.- Dijo levantando la ceja.
Quise decirle que creído era, pero no quería caerle mal a nadie así que simplemente sonreí.
- Si, ya… pero su nombre no le describe, es todo lo contrario.
Todos comenzaron a reírse y yo también. Interrumpí diciendo:
- Yo soy Samanta pero todos me dicen Sam.

Entró un chico en el comedor, se veía el más pequeño de todos y simplemente llamaba la atención por qué iba vestido. Y muy bien vestido hay que remarcar eso, ¿No existen los feos en esta casa? o ¿qué pasa? Era un chico con pecas casi ni notables ya que estaba moreno, con ojos verdes pardos, sus labios eran carnosos y su pelo estaba perfectamente peinado en un tupe color castaño y liso, era altísimo y con ese polo de Lacoste, se podía apreciar que estaba bastante bien.


- ¿Me he perdido algo?- Dijo este.
 esta es la habitación de Sam.

No hay comentarios:

Publicar un comentario