Me
desperté en aquel cuento de princesas, ni me acordaba que me había quedado en
Barcelona dormida. Ayer era muy tarde y yo estaba muy cansada, solo llegar a mi
cuarto caí rendida en aquella cama tan lujosa, era redonda y lo más cómodo que
probé en mi vida. Aquel cuarto era increíblemente alucinante, era súper
espacioso tenía aquella cama, un armario, pero no un armario cualquiera si no que
mi habitación de verdad, era lo mismo que el armario de esta habitación, creo
que ya se pueden hacer una idea. Cuando girabas a la derecha había una puerta
corredera muy moderna y esta daba a un baño. ¿Mi propio baño? Vale, decidido,
no me voy de esta casa.
Mis
pensamientos y alucines fueron interrumpidos por un ruido que venía del piso de
abajo de la casa. Era una mezcla de orangután gritando y jarrones volando y estrellándose
con el suelo. Me levante de la cama y me puse mis calcetines largos hasta la
rodilla y me quede con mi moño mañanero y la camisa gigante de mi padre que me
servía como vestido ya que me llegaba por los muslos.
Bajé
las escaleras sin saber hacia donde me dirigía, supongo que hacia el ruido
porque no tenía ni idea de donde se situaba cada sitio de la casa. Seguí un
pasillo y gire a la derecha, y no van a creer lo que me encontré ahí.
-
Buenos días primita.- Me grito un chico sin camisa, con la boca llena de
cereales y un balón en la mano. Me sentí un poco observada por todos lados,
habían 6 chicos que parecía que acababan de salir de una revista de modelos de
bañadores, por qué ninguno tenía camisa, ya… no me pregunten por qué.
Yo me
quede patidifusa, ya que no entendía nada. Y como una estúpida mirando aquella
imagen. Se había quedado toda la casa en silencio.
- Perdóneme
señorita, por tanto ruido ¿le han despertado?- Dijo Luisa, gracias a dios me
hizo quitar aquella pesca que tenía en… todo, en conjunto.
- Ya te
he dicho Luisa, que no me trates de usted, y… no ya me había despertado, ¿dónde
está mi tía Lore?
- Ha
salido a hacer unos recados y cosas de trabajo volverá a la hora de comer. Ahí
tienes tu desayuno- le di las gracias, asentí con la cabeza y me gire hacia la
manada de lobos.
- Tú, deberás
de ser Sergio ¿no?- Le dije al que anteriormente me había enseñado su desayuno.
Éste se
me quedo mirando y uno de sus amigos (supongo que era) le dio un golpe y
reacciono diciendo:
- Sí,
eh… ¿cuánto tiempo, no? Como has cambiado Samanta.
- Sam, llámame
Sam.
- Perdón Sam.- Se quedó callado por unos segundos observándome
y terminó diciendo- ¡Uy! Que maleducado soy, estos son mis amigos.
Todos
se pusieron en fila delante de mi y se me fueron acercando diciendo sus
nombres. Tenían gracia estos chicos.
- Darío,
pero me llaman Dori.- Dijo el chico de los rizos.
-Hola,
Dori.
-
Alberto, pero me llaman Toro.- Dijo el chico de ojos azules.
- Hola,
Toro… ¿Toro? ¿Enserio te llaman así?- Con todo esto me estaba riendo mucho, por
todo por las presentaciones y los nombres.
Paso el
siguiente.
-Álvaro,
pero me llaman Varo. – Se ve que fue el chico que rompió el jarrón que oí antes
en mi cuarto, simplemente porque lo tenía en la mano hecho añicos.
- Hola,
Varo. – Le sonreí.
- José,
pero me llaman Logan, dirás que eso no tiene nada que ver con mi nombre ¿verdad?,
es por mi apellido.- A este se le veía el más hablador.
Me reí
y le dije:
- Hola,
Logan – Con una sonrisa inmensa.
Y había
un chico apoyado en la pared, la verdad uno de los más guapos de todos, lo
miré, y se levantó acercándose poco a poco a mi y simplemente dijo:
- Yo
soy Ángel.- Me sonrió, Oh dios mío que sonrisa, y que dentadura tan perfecta.
- Te
faltó el, y me llaman…- Me reí y se rieron todos conmigo como idiotas, menos
él.
- No me
hace falta apodo, mi nombre es
precioso.- Dijo levantando la ceja.
Quise
decirle que creído era, pero no quería caerle mal a nadie así que simplemente
sonreí.
- Si,
ya… pero su nombre no le describe, es todo lo contrario.
Todos
comenzaron a reírse y yo también. Interrumpí diciendo:
- Yo
soy Samanta pero todos me dicen Sam.
Entró
un chico en el comedor, se veía el más pequeño de todos y simplemente llamaba
la atención por qué iba vestido. Y muy bien vestido hay que remarcar eso, ¿No
existen los feos en esta casa? o ¿qué pasa? Era un chico con pecas casi ni notables ya que estaba moreno, con ojos verdes pardos, sus labios eran carnosos y su pelo estaba perfectamente
peinado en un tupe color castaño y liso, era altísimo y con ese polo de
Lacoste, se podía apreciar que estaba bastante bien.
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